Una Mañana Después de la Tormenta en Buenos Aires (II)

Y la mañana llegó después de una larga noche; por primera vez en mucho tiempo pude descansar como es debido.

Un dia libre en Baires no se desaprovecha; caminar por Recoleta a la luz de la mañana me recordó mis ires y venires sin oficio ni beneficio por Madrid o Paris. Pareciera hija de las otras dos, es una ciudad que habla por sí sola, perdida en épocas pasadas, inundada de nostalgia y melancolía.

A lo largo del corazón del barrio se alzan edificio y casonas Art Nouveau y de las Beux Arts. Las hojas de los árboles y las plantas de los jardines brillan al sol mojadas por la lluvia de la noche. Aunque de día la ciudad huele a mojado; pero no por ello se me olvida la noche anterior y de pronto caigo en la cuenta que por esas mismas razones esa ciudad es la reina de la nostalgia, experta en añorar cualquier época con la única condición de que ya haya pasado.

Aquel día caminé de lo que podría ser Montparnasse a lo que también podría llamar Parque del Retiro, pasando por Palermo y la Hera con el único propósito de pensar en la noche anterior y tirar fotos sin orden ni concierto.

Al final del día platicaba con alguna mesera sobre las implicaciones de vivir en Baires en una terraza con una Quilmes en la mano y viendo ponerse el sol en los jardines verde esmeralda de Contitución.

Al final del día y rumbo al aeropuerto con los audífonos puestos pensaba en que debería haberme quedado mas tiempo, pero al instante me arrepentí. Noches y días así simplemente deben surgir de la espontaneidad y una vez cada mucho tiempo.

¿En que me recordó esta ciudad gris a aquel día en Buenos Aires tan de la nada?, no lo sé.