No cabe duda que estos a lugares son surrealistas, desde sus pueblos
hasta los enormes paisajes que hay más al sur de la península.
Paisajes impresionantes se suceden así mismos hasta el infinito.
A eso hay que añadirle la sensación de constante peligro, ya que la carretera es un reto constante a lo largo del camino.
Aunque esté casi sola, el escaso tráfico, las curvas cerradas con sus
voladeros y de pronto las monótonas rectas hacen que de no ir con
precaución te preparares para un horrible accidente.
Ayer quise ver las playas vírgenes en San Quintín y mi auto se atascó en un pequeño banco de arena en medio de la nada.
Después de medio kilómetro encontré a un recolector de algas que sin
dudarlo y con toda la buena intención del mundo me ayudó a sacarlo de
allí.
Me enseñó a despejar la arena del lado correcto y rellenar donde hace falta. Después de dos horas
Friday, May 23, 2014
Bajo un cielo azul
Posted by Abracadabra at 10:18 PM
Labels: Pata de Perro
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