"The most spectacular railway in the world": Es como promocionan al CHEPE y he de decir que con todo y mal tiempo, la desventaja de poder bajarme solamente en un solo lugar por poco tiempo y 14 horas seguidas de recorrido; les doy la razón.
Tampo soy experto en trenes y menos después de la helada noche que tomamos el "Kazla Straná" en Moscú que debía disuadirme de volver a subirme a esas máquinas de exóticos recorridos. Pero valió la pena recorrer el espinazo de las montañas del norte: con sus oxidadas barrancas pseudo-cobrizas (porque ni tienen cobre y sin embargo si son verdosas), desiertos, praderas, bosques, lagos y selvas ralas.
Donde por ratos te hace caras una rarámuri con muñecas de juguete o te da consejos de fotografía para Nikon (según) una gringa recién desempacada de Los Angeles.
Con todo vale la pena bajar por el espinazo del dragón al menos una vez en la vida.
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