Friday, August 05, 2011

Fuerte como la Muerte...

Un café nórdico en Oslo o Estocolmo, fuerte y sin azúcar; en una novedosa boutique se puede calificar de sofisticado.

Un café árabe (por llamarle de alguna forma), fuerte y empalagosamente dulce acompañado de una sheesha se le puede llamar policromo.

Un concentrado café Brasileiro en alguna perdida cafetería bajo los viejos edificios de Sao Paolo junto con un pao de queijo es una delicia.

Un café suave y perfumado en las calles sinuosas del barrio de la Candelaria en la ciudad de esmeraldas es inspirador.

Un café en una esquina centenaria del barrio de Recoleta en Baires despues de la lluvia es nostálgico a todas luces.

Pero no hay mejor café que el de su primo lejano en la Ciudad Luz, aquí pareciera ser la capital de las cafeterías nostálgicas-exóticas-inspiradoras.

Si en Lisboa o Estoril mi meta es el
cliché de leer a Saramago, en Baires a Borges o en Praga a Kafka; aquí por extraño y retorcido que parezca debería hacerle honor a Hemingway.

Tanto gustaba de esta ciudad junto con Fitzgerald. Así que quizá la
siguiente vez que regrese me traiga Adiós a las Armas o Paris era una Fiesta.

De momento solo traigo Sputnik Mi Amor, pero ese es para otras ocasiones. Simplemente me contento con ver a desfilar la gente por la calle después de llover.

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