Friday, August 05, 2011

Finisterra

El glaciar azulado se extiende a lo largo de dos o tres kilómetros sobre la costa.

Si bien no es el punto de latitud cero si parece ser el fin de todas las cosas; la culminación de varios anos de estar sonando con el fin del mundo y las regiones polares.

El barquito se acerca lentamente a la extraña y mística barrera de hielo, mientras que el silencio es roto solamente por la marcha del viejo motor.

De pronto la tensión surge entre los que van en el barco, como a la expectativa de un súbito acontecimiento todos guardan silencio durante el ultimo kilometro que nos separa del frío glaciar.

No puedo dejar de pensar vagamente en el pobre Arthur Gordon Pyme cuando encontró a la esfinge de hielo en medio del océano antártico.

Pero si reconozco que seria aterrador tener que saltar al mar helado ante cualquier eventualidad, bien fuere natural o sobrenatural.

A paso lento el glaciar turquesa va escupiendo pedazos de hielo informes al mar que flotan a la deriva y de los cuales, los mas grandes de ellos tiene que sortear el pequeño barco.

El final del trayecto en verdad parece el fin del mundo conocido, en la parte baja del glaciar se abren unas cuevas de bocas negras sobre las ir revolotean cientos de pájaros graznando cacofónicamenente. Cientos de metros mas arriba donde se quiebra la barrera de hielo hacia dentro, una maciza montana de piedra bañada en hielo y mas allá la Terra Borealis Incognita: El fin de todas las cosas.

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