Pata de perro 22: Cabras en rl acantilados

Vila do Porto de la isla Santa María en las Azores huele a sal. Sal de mar aneja que flota en el aire.

Aquí no hay mas que tres calles principales, casas blancas de tejas muy a lo portugués y dos barrancas que rodean el pueblo hasta volverse acantilados donde pastan apaciblente las cabras.

No podría decir que es un lugar prospero, pues la miseria se de cuando en cuando. Sin embargo eso no desanima al tabernero local que alegre me pregunta sobre el chisme del avión, del cual parece ya estar enterado todo el pueblo. Pues aquí solo llegan aviones charter cada 2 semanas. Y la Sagres chop parece ser la versión portuguesa de la Brahma brasileña, pero no por eso es menos rica.

El lugar me recuerda algo aquel bar en San Petesburgo cerca del Nevsky donde también se reúne la banda de siempre. Solo que en este caso estamos de fisgones los del avión dispersos por el lugar.

Hoy cancele dos de las noches en Madrid ya que mañana o nos llevan a De Gaulle o a Lisboa. En caso de lo segundo quizá me cruce a España por Santiago de Compostela o en el caso de lo primero mejor me voy a Stuttgart y Budapest. Mañana la suerte lo dirá.