Hoy fuí con su serenísima majestad la H. Hembra Alfa Madamme Umbra (Alá sea con ella!) a la embajada rusa, después de sortear chocosos y terribles trámites para obtener todos los documentos que la enorme burocracia moscovita requiere.
Pero como buen monstruo gubernamental pesado y cuadrado, se que es suceptible de fallo a última hora; por lo que tenía mi plan A y plan B.
El plan A era simplemente irse por él viacrucis del papeleo.
El plan B era mas interesante:
A la mas mínima excusa armaría un escándalo y pediría ver al embajador en persona. Una vez que se presentara el señor Valery I. Morozov (que así es como se llama), lo retaría a un duelo a muerte de ajedréz donde si yo ganaba me tendrían que dar las visas y si perdía que me negaran la entrada a Rusia de por vida y me declararan persona non-grata del estado ruso, junto a Madamme Umbra (Alá sea con ella!).
Sin embargo el papeleo resultó extremadamente fácil y no me pusieron ningún pero, por lo que no hubo necesidad de darle una paliza en ajedréz al embajador y hacerlo quedar en ridículo.
Lástima, ya será para la otra.
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