Monday, January 14, 2013

Las tarjetas de la caja de zapatos

Desde el año 2000 sin querer comencé una discreta manía por coleccionar postales de los stands publicitarios que había en la universidad.

Tan discreta fué mi afición que las había olvidado por completo hasta ayer que llegaron a mis manos como producto de desecho.
Así que me puse a repasar los aproximadamente 296 cartones en conjunto por última vez antes de tirarlos. Ya que el espacio que tengo en mi reducido cuarto no me permite el lujo de añadirle una caja de zapatos rellena con tarjetas publicitarias.

Las postales eran completamente variopintas y en ocasiones antagónicas: Jeans, Mini-bigotes Tia Rosa, Promos del desaparecido Blue Monkey en Condesa, conciertos del Tri en la Boom, Mini-Coopers, Peugeots, Wonderbra, valores cristianos promovidos por la Universidad, Kotex, Saba Teens, Canesten, Centros anti-aborto, Tequila Cazadores, Cursos de Mary Shelley en el Claustro, Una postal rasca-huele de Bital, Yahoo, Gandhi, hasta una en 3D del café Village y muchas muchas mas.

De entre tantas había decidido rescatar una sola para ponerla en la galería de las nuevas postales que ahora recolecto cuando viajo, pero al final ninguna me evocaba ningún tipo de recuerdo en específico. Al final tantos cartones no significaban nada, pues caí en cuenta que tan pronto como la tomaba iba a parar a la caja tarde o temprano. Todo había sido un hábito completamente estéril, incluso una postal de Aspen donde escribí atrás en algún momento y sin razón aparente la letra de "Fly me to the moon" con marcador negro.

Tal era mi decepción y estaba a punto de rendirme cuando encontré 2 postales que valía tener en cuenta para conservar:

La primera es una postal de un detalle del Tormento de Cuauhtémoc de Siqueiros donde un soldado en armadura español sujeta a un perro enfurecido de rabia. Fué la única postal que compré en aquellos años en Bellas Artes, aquél fué un día muy especial.

La segunda es una postal algo mas antigüa, del 2002: Es la foto de Calabaza y Caracol de Manuel Alvarez Bravo de 1902. Según recuerdo, éstaba en alguna tienda que ya no existe a un lado del parque México.



En principio no pensaba escogerla, pero mi compañera la tomó una y me convenció de llevarme una también. Quizá no tuvo nada de reelevante en su momento, pero hoy que me acuerdo fué otro día estupendo. Así que también decidí conservarla.

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