Tuesday, September 07, 2010

Pata de Perro 20: Gansos en la Pista

No me he cansado (y probablemente no me canse en un rato) de contar mis 48 horas de desgracia por tierras australes.

Y es que en teoría no debí haberme movido de Buenos Aires e ir a Uruguay, pero señores: es invierno en una latitud lejana y no soy adivino porteño.

Colonia del Sacramento queda a 45 min de Buenos Aires en ferry y todos opinan que vale la pena visitarla. Adelante, voy la visito y regreso al otro dia a Baires para mis compromisos de trabajo.

Al siguiente día, luego de cruzar aduanas y apunto de abordar el ferry ordenan el desembarco porque acaban de cerrar el puerto de Colonia. Nadie sabe cuando se reabrirá el puerto a la navegación nuevamente, podría ser en una hora o mañana o pasado.

Me la juego y decido esperar; a media tarde no ha sucedido nada y como dejé mis cargadores en la maleta ya documentada (para hacer un maldito viaje de 45min) no puedo ni usar la lap, no llevo ni mi libro para entretenerme ni nada. Quiero usar mi celular pero no hay internet.

Finalmente ante la urgencia de llegar a la cena ese mismo día en la noche, el señor Godhand (que por una vez había llegado temprano de robar autopartes) me pasó los itinerarios y las aerolíneas que vuelan de Montevideo a Buenos Aires.

La cena está perdida pero ante el inminente desastre de que el puerto seguirá cerrado y que si lo reabren al día siguiente será para zarpar a las 10.45 am, debo llegar con urgencia a Montevideo para empezar las juntas del trabajo a las 8.00.

Una vez desalojados trato de convencer a dos alemanes (que bien podrían pasar por primos de Utter) con urgencia de pisar Baires de que compartamos un taxi hasta Montevideo y vayamos a michas. Les explico mi superplan para alcanzar el último vuelo de la noche y llegar rayando.

A lo que me hacen ver que el aeropuerto bien pudiera estar cerrado también (pequeño detalle), consigo el teléfono del aeropuerto y confirman que estará operando. Pero par de putos y marros que al final no se animan y aprovecho un autobús a Montevideo cortesía de la naviera, solo que el vuelo de ese día está perdido.

Con la batería del celular muriendo alcanzo a comprar el boleto antes de perde la recepción y después de un trayecto que parecía interminable helándome en el asiento llego a un Montevideo igual de lluvioso.

Con las últimas reservas de vida del celular llamo a Madamme Umbra (Alá sea con ella) para que me ayude con una reservación del hostal pero le es imposible y mi batería muere. Consigo cambiar dinero y enontrar un café de internet para hacer la reservación e imprimir los pases de abordar en PDF, pero sorpresa!: La computadora no tenía Acrobat.

Finalmente los bajo, los imprimo y en el hostal me dicen que la reservación está hecha pero para dentro de 5 días. Sin embargo el chavo buena onda me la cambia. Algo mas?.

Voy a cenar y mi carne tarda una hora, el pendejo del mesero olvidó mi papa al horno y tarda otra hora. No hay cajeros que funcionen en las cercanías.

Ya en el aeropuerto el avión sale con una hora de retraso y justo en el momento del despegue se frena porque había "Gansos en la Pista de despegue".

Ya en Baires no hay taxis disponibles por la lluvia hasta 40 minutos mas trade.

En el hotel ya han cancelado mi reservación.

El ex-jefe de los sponsor hace un berrinche gracias la inutilidad de mi gerente la Jumanji y que llegué tarde.

Al menos es lo que me viene a la memoria en estos momentos y dias así solo se equipara aquél dia en de Gaulle viniendo del Eurostar. Lo que demuestra que hasta el asunto mas planeado se puede venir abajo de un plumazo.

Ya que.

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