Friday, February 12, 2010

Pata de Perro 18: En la Boca del Toro

Dejé la ciudad de Panamá para ir al paradisiaco archipélago de Bocas del Toro que según la página de turismo de Panamá y la mismísima lonely planet califican como la joya de la corona del país.

Así que bien temprano, después de dormitar unas horas de la noche de "rumba" en Panamá, me subí a la honorable Aeroperlas. Así como lo leen y no solo eso, sus aviones son como los de Aeromar con todo y hélices pero mas viejos.

El día pintaba bonito: Sol y el archipélago ya se veía al aterrizar en la monopista de la isla de Bocas. El problema surgió cuando me puse a leer la guía para matar el tiempo: Bocas del Toro no es el destino caribeño turístico con la infraestructura hotelera estilo cancún que esperaba. No!, mas bien son un montón de islitas que atraparon parte de la selva mas tupida del Panamá y por alojamientos solo tienen pequeños "hostales".

Y una cosa lleva a la otra, recordé que a mí no me gustan los bichos y en una de las selvas mas densas del continente debe haber millones. El problema es que cuando caí en la cuenta de tal metida de pata ya estaba en la isla. Peor aún, la isla donde está mi "hostal" está solo habitada por un poblado indígena cerrado a occidente en un lado y en el otro el hostal. Y a su vez el hostal está bien enclavado en la maldita selva!.

Odio la selva y los manglares que hay por aquí, hay muchos animales que no conozco y una tarántula devorándo una mariposa me dió la bienvenida. Hay lugares donde la luz no llega a tocar el suelo por causa de la cochina vegetación y por fuerza hay que cruzar el camino ese para salir de la isla o llegar a la playa de las Red Frog, la cuál es un lugar solitario y aislado pero le concedo el mérito de ser en extremo hermosa.

Maldito sea el ecoturismo!, malditos sean los que inventaron un ambiente en el cuál hay que convivir con la naturaleza, malditos sean estos europeos locos que apoyan los lugares olvidados de la civilzación; ahorita mismo quemaba gustoso el bosque. Aunque no son cosas que no haya visto antes, ya que quitando el hecho de ser mas denso y exótico, poco le pide el estado de Veracruz a este lugar; pero me hizo recordar precisamente por que nunca me gusta visitarlo: por la vegetación aberrante.

Viajé a la isla mas civilizada para comer y de regreso al lanchero se le ocurre ir a paso de tortuga mientras se hacía de noche, hasta que me dejó en otro lado de la isla en medio de la selva completamente negra y atascada de ruidos extraños. Por fortuna alcancé a detenerlo a fuerza de gritos y me llevó a otro atracadero donde un pinche guardia de seguridad me guió hasta el hostal y luego por su ayuda "humanitaria" me cobró 3USD. Ah! como no me acordaba que en centroamérica son unos miserables!.

Que como escribo esto?, pues porque almenos hay WiFi, el internet retiene mi cordura.

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