Monday, September 01, 2014

El diablo con sombrero

Hoy no pongo en duda el proverbio de que "mas sabe el diablo por viejo que por diablo". Si hay algo que me han enseñado estos años es eso.

Pero no quiero ser un sacrílego, podría vivir cien vidas y seguiría congeniando con Sócrates, sin embargo le añadiría una línea mas: "Yo solo sé que no sé nada, pero sé un poco mas que ayer".

Y no me refiero a acumular montañas de datos en apariencia inútiles (que también tiene su arte y su mérito). Me refiero a entender y disfrutar este único pedazo de existencia que tenemos sobre la tierra. Si hay un afterparty no lo sé, ni jamás podré saberlo, pero estoy convencido que hay que aprovechar el tiempo que tenemos ahorita.

En estos años de crisis he pensado en que he hecho y que ha faltado: Sé que mi cuerpo no aguanta lo que antes, se que tengo una cana y que en un futuro tendré mas, que tengo menos pelo, que necesito lentes, que mis amigos se están apartando para hacer su vida, que mi trabajo se volvió monótono, que se volvió a truncar mi oportunidad de irme a Australia y que tuve un fracaso laboral estrepitoso parte por mi apatía, parte por circunstancias adversas.

Como diría Shakespeare: "Alas, poor Yorick! I knew him, Horatio: a fellow of infinite jest, of most excellent fancy".

Y sin embargo, dos pequeños accidentes hace unos días me ha recordado que todo en esta vida, también tiene su lado B.

Mientras cenaba llegaron dos estudiantes de derecho, un adjunto y una alumna. Platicando de su mundo de la facultad, de sus aspiraciones y de lo excepcionales que eran. De su cita saqué en claro dos cosas: La primera es que el quería acostarse con ella y la segunda es que ella quería obtener un favor de el. Todo aderezado con mil máscaras, con apariencias, con dicursos de temple impecables pero pobres de fondo. Y me sentí bien.

El segundo sucedió el viernes que fuí a mi antigua alma mater a recoger la última pieza de mi alma que tenían retenida en prenda por mi crédito escolar (no la pude recuperar por cierto, pero volveré en unos días).

Fué entonces que me crucé con un grupo de alumnos; quizá de derecho, quizá de adminsitración, quizá de alguna otra carrera por el estilo. Impecablemente trajeados, con aire de superioridad y autosfacción. Entonces me sentí excelente por primera vez desde mis treintas.

Me acordé de mi tiempo allí viendo a quienes los precedieron, igual de impecablemente vestidos, igual de superiores. ¿Y yo?, bueno; yo con mi bata sucia, mis jeans viejos, mi camisa de Thundercat desgastada, mi mochila espartana de las diezmil batallas y mi tesoro: un discman.

Ni soñar con sus flamantes trabajos elegantes y su estilo de vida. Me sentía horrorizado de tener que ser como ellos para tener un futuro decente.

Y ahora que por casualidad los vuelvo a ver me digo: Pobres inútiles!. Igual de vacíos ahora que entonces, presumiendo castillos en el aire. Así que me dí cuenta que el tiempo me ha dado la razón, he vivido bajo mis propias reglas sin tomar en cuenta lo que otros puedan decir y en verdad que ha valido la pena.

Crecí, encontré trabajo y he sido increiblemente bueno en lo que hago, he aprendido de las buenas cosas de la vida.

Son contadas las veces que he usado un traje, aunque ya no tengo nada conta ellos. Sigo usando mis jeans, mi mochila, mis gorras, sigo disfrutando enormemente caminar en lugar de usar mi auto, sigo amando la ciencia. Las hamburguesas de comida rápida sigue en mi vida. 

Pero no solo eso: sigo maravillándome de las cosas nuevas que descubro, de lo increíblemente asombroso que es estar vivo.

He hecho cosas que ni en mis mas locos sueños habría imaginado: He estado en desiertos viejísimos, escalado glaciares, pedaleado con el sol de media noche, estado en las selvas cerradas, acampado bajo un mar de estrellas, me he perdido por autopistas interminables, he visto los cerezos de japón y la ciudad que nunca duerme. 

He conocido todo tipo de gente, comido todo tipo de comida, he corrido en carreras  y espero correr un maratón, también he tenido todo tipo de problemas y sus soluciones. Me han reconocido por mi trabajo y hasta aprendí a manejar!.

"Cuando trabaje me dedicaré a conocer el mundo, comprar libros caros que no puedo comprar ahora y a ver que mas".

Pues he hecho todo eso y mas: he aprendido a nunca aceptar un "No" como respuesta y a no dejar que nadie decida que rumbo toma mi vida excepto yo. A tener paciencia y disciplina, también aprender que los fracasos no son fracasos si realmente aprendes de ellos.

Así que al final, ser "viejo" no es el fin de la historia, es el principio. No sé si el siguiente paso será en Australia, Berlín o en el servicio diplomático o si ponga una empresa. Porque lo que me propuse en su momento ya lo he cumplido y lo mejor de todo es que lo hice siendo fiel a mis convicciones, sin importar lo que los demas dijeran de mí. Sin dejar de apreciar lo que verdaderamente vale la pena en la vida.

Al menos por ahora, en lo que decido a donde apuntar mi brújula debo añadir algo a mis clichés perpétuos: Nunca dejar de leer, nunca dejar de asombrarme, nunca dejar de correr y nunca dejar de viajar, tanto de verdad como con los libros; así tenga 90 años. 

Eso me quedó claro en el ártico donde encontré a una muy venerable señora trotamundos muy entrada en la tercera edad ávida de seguir en el camino.

Mientras todo eso sucede, haré una cosa más en mi lista de pendientes. Iré a esa tienda del centro, me voy a comprar mi sombrero de copa y a ponérmelo, aunque me vea ridículo.

Si, he aprendido algunos trucos, pero creo que Sócrates sigue sin equivocarse: Yo solo sé que no sé nada, pero sé un poco mas que ayer.

0 comments: