Hace unos años me platicaba un canadiense que había dejado un trabajo seguro en pro de vivir nuevas experiencias en lugares distantes, como el Salvador y Moscú.
En aquellos días no podía comprender que causas llevaban a alguien a autoexiliarse de una vida llena de comodidades y sobre todo de seguridad.
Años después tuve pláticas similares con gente de Suiza y de Francia, solo que ellos no se atrevían a dejar la seguridad que les brindaban sus trabajos.
Bien, yo no vivo en ningún país desarrollado y si dejo mi trabajo seguramente moriré de hambre, pero no se si sea tiempo de aplicar algún cambio drástico en pro de nuevas experiencias. Al menos de forma temporal, pedir unos meses o un año de baja.
Quizá no encuentre ni existan empleos como trabajar para la OTAN en Argelia, ayudante de geólogo en Dankalia (Eritrea) o arponero de ballenas en el ártico. Pero si podría ir a dar clases de español (si, están en auge) a China por ejemplo.
¿Valdrá la pena?.
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