"Crazeology"

Al parecer una funesta predicción en la que reparé hace algún tiempo no se ha cumplido al día de hoy: La tradición de mis madrugadas. No mas madrugadas insomne sin oficio ni beneficio debido al trabajo.

La última gran temporada de ocio fué en el 2006, casi con el horario invertido viviendo de noche para hacer cualquier cosa que entretuviera mi mente. Ya en el trabajo pensé que nunca lo volvería a hacer.

Y este año se repitió, enteramente debido a la recuperación de mi cirugía de columna. Creo que hace tres años tuve otro periodo así pero no fué tan largo ni tuve tanto ocio (pero si un molesto collarín).

He disfrutado estos días tranquilos que tanta falta me hacían, haciendo lo que mejor sé hacer: dormir en el día, caminar sin rumbo por las tarde-noche y por las madrugadas leyendo mis libros pendientes y planeando el próximo gran viaje. Aunque de eso último, si ha de ser tan espectacular como tiene que ser tengo que encajar demasiadas piezas.

Las madrugadas me alimentan de café negro y cargado o de algún vino que se me ocurra probar, algunos rojos como la sangre.

Así fué como llegué a acercarme a un enigma de hace mucho tiempo: Charlie "Bird" Parker. Considerado como uno de los mas grandes improvisadores de jazz de todos los tiempos. Nunca había llegado a entender completamente su música hasta estos días.

No hay intérprete actual que siquiera se acerque a la genialidad y elegancia de lo que en sus días hizo "Bird" Parker antes de que lo encontraran muerto con una descomunal sonrisa frente al televisor gracias a un pasón de heroína. Es el equivalente a Rachmaninoff en el piano, la obra de ambos es el monte Everest para cualquier mortal.

Así es como me acompañan sus complejos y enigmáticos solos en la madrugada haciendo lo que sea que tenga que hacer o lo que deje de hacer.