Friday, October 21, 2011

Al final del capítulo

Mi semana tiene cinco días (muy infrecuentemente seis o siete) en los que las despiadadas manecillas del reloj queman una a una mis escasas horas en un ciclo que se repite una y otra vez.


Las horas que arden con mas brillo y mas rápido son precisamente las del último día en la mañana. Hoy recorrí toda la ciudad hasta el sur y fué tan esclarecedor como tener una lata de Coca-Cola helada en un frío día de invierno al otro lado del mundo.


Si no me creen bástese decir que me di el tiempo de meditar sobre las cintas gore de alta violencia sexual, la muerte de Gadafi, si los residuos del Ciprofloxacino en mi sangre, como adivinar la flor favorita de la chica de mis besos, si sumergirse en una alberca imperdiría que me estallara un granadazo, el estúpido izquierdismo de la UNAM y su filosofía setentera, si conviene mas el auto elegante que el deportivo, si debería recorrer primero el Camino de Santiago que intentar subir el Kilimanjaro, donde falló el comunismo al eliminar la religión, los fractales, Jason Pollock.


Y especialmente ¿porque cada vez es mas difícil escribir algo que valga la pena en este lugar?:


Tiempo atrás pensé que la vulgaridad de mi vida cotidiana iba a acabar matando este blog, ya que precisamente nació en un periodo oscuro y atípico que ya no existe (al menos no de esa forma). Pero si eso fuera cierto no exitiría ningún blog en ningún lugar del planeta a excepción de aquellos que pertenecen a los que viven al límite.


Otro tiempo se me ocurrió que este lugar empezó a decaer desde que bajé el interés de los posteos al centrarlos en mi torpe vida y que el deterioro sería progresivo hasta el punto de aniquilarlo irremediablemente. La solución parecía en volver a poner escritos "interesantes". Pero al no encontrar nada "interesante" políticamente adecuado que postear, la idea acabó cayendo en el fracaso.


Si hoy fuera una especie de doctor de patologías de redacción dictaminaría sin error a juicio las siguientes verdades (aparte de que mi redacción es pésima, mis vicios escribiendo son como el inmundo hábito de fumar):


El blog no "decae", simplemente se va transformando a como me van ocurriendo las cosas y si entro en una crisis, el blog "también lo hará". Hace algunos años a alguien se le ocurrió por ahí que cada etapa de tu vida es como una temporada de serie de TV (y francamente creo que en ese momento estaban pensando en Friends), yo prefiero verlo como diría Shakespeare, aunque la analogía es exactamente la misma:


"All the world's a stage, And all the men and women merely players:They have their exits and their entrances; And one man in his time plays many parts, His acts being seven ages".


Quizá sean mas de siete etapas, pero una cosa es cierta. Una vez que ha terminado una temporada, acto, capítulo o como quieran llamarle; ya nada es lo mismo otra vez. Gente, lugares, costumbres, vivencias; todo queda atrás para dar paso a lo nuevo.


Que tonto es cuando te piden describir tu vida, porque ninguna vida se puede definir en pocas palabras, sin embargo para estos fines la podría definir como un truco de magia. Los magos de antaño solían dividir el truco en tres pasos:


The Pledge , The Turn and The Prestige.


El Preámbulo (o The Pledge) ha sido aburrido y monótono, casi como si hubiera estado cautivo y esperando a ser libre para llegar al Truco (The Turn) el tiempo que actualmente me ocupa.


Sin embargo ese tiempo se agota día a día y no me queda mas que el último harapo y como cualquier cosa, puede caerse todo por culpa de un mal movimiento de la mano o una ejecución torpe.


Si salgo airoso me restaría simplemente ejecutar The Prestige ante el asombro de propios y extraños, si no me deberé de someter a las consecuencias.


En tanto me voy acercando al final del Truco y con ello al final del capítulo, mientras voy recontando los que se han quedado en el camino y enumero a los nuevos al mismo tiempo que voy dejando de ser jóven. Mi redacción lo va resintiendo y resistiendo por igual hasta el día del punto final; ahí veremos que pasa.


Pues no hay retorno y el paso del tiempo siempre es cruel, mi vida está por estallar como fuego pirotécnico y con ella mis post, para bien o para mal. Como diría la profetiza Creta Kanoo:


"Las buenas noticias se dan en voz baja".

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