Enontrábame yo trabajando en el Cadalzo y fisgoneando el Facebook que repasaba y repasaba la doctora de al lado que me interesó no por el hecho de se ser o no bonita, sino porque es casi la viva descripción del personaje de uno de los libros de Haruki Murakami, Kaworu: Oxigenada, corpulenta, mal hablado y bien machorra.
Cuando de pronto entran a la sala donde me encuentro 3 personajes solemnes, un señor ya entrado en años, un joven y una mujer. De momento se oyen los gritos maniacos de los niños con quimio y de pronto se callan y todo queda en un silencio incómodo.
Resulta que estos personajes se iban a entrevistar con mi P.I. que resultó ser también el presidente de la Sociedad Mexicana de Hematología (lo que me recuerda la frase célebre: "Mi peluquero resultó ser también el presidente de la Fox").
El caso es que la espera siempre es larga y entre mis desvaríos se me ocurre pensar que llega el P.I. y me dice: "Anda, ve a ver si ya puso la marrana que voy a hablar con los señores".
Eso me lleva a divagar en la inmortal anécdota de "La Marrana" que me contaron cuando iba en primer o segundo semestre de la carrera, la cuál va mas o menos así:
Existía en la univerdad un célebre personaje de la Facultad de Derecho que tenía un doble apodo, el oficial era: "El Burgoa de la Salle"; dicho sobrenombre lo hacía sentirse lleno de orgullo y alegre de corazón. El segundo apodo era estilo underground y solo era usado en los bajos mundos, "La Marrana".
Resulta que por aquellos días un singular alumno presentaba un examen de tesis y uno de sus sinodales era aquél respetable profesor. El alumno no había tenido suerte defendiendo su tesis y para el final de la entrevista se encontraba en una situación crítica.
Cuando depronto el respetable profesor sale en su rescate: "Calma amigo mío, le ofrezco una pregunta de rescate y muy sencilla, solamente dígame como me dicen a mí".
"Como le dicen a usted?".
"En efecto, cuál es mi sobrenombre?".
"Profesor, eso no puedo decírselo".
"Calma, todo el mundo sabe como me llaman a mí. Dígalo con confianza".
"O....ok, está seguro?".
"Completamente seguro, adelante".
"Ya sé!, a usted le dicen La Marrana....".
Seguramente inconsientemente me afano en ser políticamente incorrecto pero no me pude aguantar la risa delante de aquellos solemnes personajes por mas que la quize reprimir.
Solo atiné a finjir apresuradamente una tos seca y con toda la calma que pude me salí al baño, pero ahí la risa no paraba de salirme para sorpresa de cualquiera que entró al baño en ese momento.
Solo me decía a mi mismo, piensa en algo feo!, piensa en algo feo!. Y la fealdad acudió en mi rescate, acordarme que pagaría mas impuestos y que gracias al maldecido gobierno me alcanzará para menos hizo que se me borrara la sonrisa.
4 comments:
eso no es cierto, nunca paso esa historia, mejor cuentanos de tus amorios con la chito y el duelo entre Misael y tu.
Estimada abogada, es porque nunca quieres aceptar lo brillantes que son tus compañeros de facultad.
Lo que me trae a la memoria el wey que presentó como excusa que fué al ginecólogo.
Y lo que una vez nos dijo una profesora: En estos tiempos se embaraza la que quiere porque formas de cuidarse hay muchas, excepto que sean de dereho o administración.
JOJOJOOJO!!!!!!
Estimada abogada, es porque nunca quieres aceptar lo brillantes que son tus compañeros de facultad.
Lo que me trae a la memoria el wey que presentó como excusa que fué al ginecólogo.
Y lo que una vez nos dijo una profesora: En estos tiempos se embaraza la que quiere porque formas de cuidarse hay muchas, excepto que sean de dereho o administración.
JOJOJOOJO!!!!!!
No es porque sean de Derecho o administración, es porque son calientes... ¿recuedas a la chica colgate? ah y por lo menos no nos suicidamos como los QFB´s o ironicamente morimos de una sobredosis...
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