Friday, December 27, 2013

Las Manos Quemadas

Diciembre 27, 2013:

Este será quizá el último post del año, que no fué escrito hoy ni en este lugar precisamente. Pero si pensado para quedar como uno de los últimos testigos del 2013.

Mi triste y anormalmente largo año trágico empezó a formarse creo que desde que volví de Japón, o eso me pareció. En aquél momento lo que mas deseaba era escaparme al sur de Asia y no regresar, sin embargo me sería imposible hacerlo por mucho tiempo.

Así fué que lenta e irreversiblemente todo se empezaba a quebrar: La gente, las cosas, mi salud. Aquello que construí con mis manos acabó quemado por ellas y ellas quemadas a su vez por lo que tocaba.

Mas no hay plazo que no se cumpla y en mi limitado entendimiento estoy por cumplir aquella sentencia a una época angustiante, aburrida y aunque me cueste decirlo: hasta cierto punto necesaria.

Creo que en la vida se van dando ciertos periodos de equilibrio, por lo que no es posible tener siempre buenas épocas sin periodos trágicos y estos solo son últiles si se puede aprender de ellos.

Hace años me tatué (metafóricamente hablando) el mantra de la sabiduría ante la decepción de ver a gente mayor, otrora brillante y ahora opacada con la mediocridad de la vida diaria:

Nunca dejaría de aprender nuevas cosas ni dejaría de maravillarme de las cosas que me rodean. 
Nunca dejaría de ser perseverante y disciplinado ya que el único destino que pesa sobre mí es el que me impongo. 
Y lo anterior me da uno de los regalos mas preciados que pueden existir: Libertad.

Así pues, estas máximas me han sacado de la espesa pez una vez mas (pues no ha sido la primera y sin duda no será la última) y me han hecho un poco mas sabio que hace mas de un año.

Así que decidí escribir esto para el 27 de Diciembre de 2013 porque hoy voy de regreso a Asia a empezar lo que dejé inconcluso hace un tiempo.

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