Pero resulta que dicho paquete contenía algo que ni en sueños hubiera imaginado.....
.....Un premio!.
Si, un premio y no proveniente de ninguna empresa de publicidad, no.
El paquete vino desde el mismísimo olímpo oséase los headquarters de la maligna empresa del imperio para la que trabajo.
Y literamente es un premio en el sentido de lo que lo otorgan por país una vez al año al wey mas destacado del año y nunca jamás me pasó por la cabeza que me lo ganaría algún día.
Es el 2010 XXXX Service Award y habitualmente lo dan en la fiesta de fin de año pero como me encontré todo el mes deambulando por el oriente medio no lo pude recoger y ni me dijeron que lo gané.
Bien, esto es lo único que lamento de no haber ido a esa pinche fiesta; porque empiezo a sospechar que cabe la pequeña y remota posibilidad de que quizáno gane un Oscar, un Grammy o un Nobel (y mucho menos la Frambuesa) en los próximos 2 años.
Así que ya no podré cumplir mi sueño de ponerme un frac, esperar nervioso a que mencionen los a nominados, finjir sorpresa y subir al escenario, hacer un chiste improvisado que un pésimo traductor trataría de interpretar, posar para las cámaras con las lágrimas a medio salir, sacar de mi frac una impecable lista de agradecimientos y finalmente levantar mi premio en señal de triunfo.
En lugar de eso me llegó empaquetado y en material antigolpes, por lo que conformaré con romper melancólico las burbujas de aire de la envoltura.
Maldita sea!; Bueno al fin que ni quería.
Solo por eso mandaré mi ópera prima (gracias al patrocinio de Umbra Films) a varios festivales y a ver en cuál pega.